Elsa Dent, Finbarr C Martin, Howard Bergman, Jean Woo, Roman Romero-Ortuno, Jeremy D Walston
Lancet 2019 October 12, 394 (10206): 1376-1386
La fragilidad es una condición clínica compleja relacionada con la edad, que se caracteriza por una disminución de la capacidad fisiológica en varios sistemas y órganos, con el consiguiente aumento de la susceptibilidad a los estresores.
Debido a la heterogeneidad en la presentación clínica de la fragilidad, es importante contar con estrategias efectivas para la prestación de atención que abarquen todo el continuo de la severidad de la fragilidad.
En la práctica clínica, debemos hacer lo que funciona, comenzando con la detección, la identificación de casos y el manejo de la fragilidad. Este proceso es indiscutiblemente difícil dada la ausencia de una base de evidencia adecuada para las intervenciones individuales y del sistema de salud para manejar la fragilidad.
Abogamos por el cambio hacia intervenciones personalizadas que preserven la independencia, la función física y la cognición de un individuo. Este cambio puede abordarse promoviendo el reconocimiento de la fragilidad, promoviendo los avances en las opciones de tratamiento basadas en la evidencia e identificando estrategias de prestación de atención rentables.
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