Emiel O Hoogendijk, Jonathan Afilalo, Kristine E Ensrud, Paul Kowal, Graziano Onder, Linda P Fried
Lancet 2019 October 12, 394 (10206): 1365-1375
La fragilidad es una carga de salud global emergente, con importantes implicaciones para la práctica clínica y la salud pública. Se espera que la prevalencia de fragilidad aumente junto con el rápido crecimiento de la población que envejece.
El curso de la fragilidad se caracteriza por una disminución en el funcionamiento a través de múltiples sistemas fisiológicos, acompañado de una mayor vulnerabilidad a los estresores. Tener fragilidad coloca a una persona en mayor riesgo de resultados adversos, que incluyen caídas, hospitalización y mortalidad.
Los estudios han demostrado un patrón claro de mayores costos de atención médica y uso asociado con la fragilidad. Todos los adultos mayores corren el riesgo de desarrollar fragilidad, aunque los niveles de riesgo son sustancialmente más altos entre aquellos con comorbilidades, baja posición socioeconómica, mala alimentación y estilos de vida sedentarios.
El estilo de vida y los factores de riesgo clínicos son potencialmente modificables mediante intervenciones específicas y acciones preventivas. El concepto de fragilidad se usa cada vez más en la atención primaria, aguda y especializada. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos realizados en las últimas tres décadas, todavía no se ha alcanzado un acuerdo sobre un instrumento estándar para identificar la fragilidad.
En este documento de la serie, proporcionamos una visión general del impacto global y la carga de la fragilidad, la utilidad del concepto de fragilidad en la práctica clínica, los objetivos potenciales para la prevención de la fragilidad y las instrucciones que deben explorarse en el futuro.
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