Alexandru Dregan,
Faith Matcham, Lisa Harber-Aschan, Lauren Rayner, Anamaria Brailean,
Katrina Davis, Stephani Hatch, Carmine Pariante, David Armstrong,
Robert Stewart, Matthew Hotopf
Annals of the
Rheumatic Diseases 2019, 78 (5): 688-695
Objetivo
Existe evidencia
inconsistente sobre la asociación entre los trastornos inflamatorios
y la depresión y el inicio de la ansiedad en un contexto de atención
primaria. El objetivo del estudio fue evaluar el riesgo de depresión
y ansiedad en trastornos inflamatorios multisistémicos y específicos
de órganos.
Métodos
Este es un estudio
prospectivo de cohorte con pacientes de atención primaria de la UK
Clinical Practice Research Datalink, diagnosticados de un trastorno
inflamatorio entre el 1 de enero de 2001 y el 31 de diciembre de
2016. Estos pacientes se compararon en función de edad, sexo,
consulta y la fecha del índice con pacientes sin trastorno
inflamatorio. Las exposiciones del estudio fueron siete trastornos
inflamatorios crónicos. El diagnóstico clínico de depresión y
ansiedad representó las medidas de resultado de interés.
Resultados
Entre 538.707
participantes, la incidencia de depresión varió de 14 por 1000
personas-año (psoriasis grave) a 9 por 1000 personas-año
(vasculitis sistémica), sustancialmente mayor en comparación con su
grupo de comparación (5-7 por 1000 personas-año). Los HR de los
episodios de depresión y ansiedad múltiples fueron 16% más altos
en los trastornos inflamatorios (HR: 1,16; 95% IC: 1,12 a 1,21, p
<.001) en comparación con el grupo de comparación. La incidencia
de depresión y ansiedad estuvo fuertemente asociada con la edad de
inicio del trastorno inflamatorio. La estimación general de HR para
la depresión fue de 1,90 (95% IC: 1,66 a 2,17, p <.001) en el
trastorno de inicio temprano (40 años de edad o menos) y 0,93 (95%
IC de 0,90 a 1,09, p = 0,80) en el inicio tardío (60 años o más).
Conclusiones
Los pacientes de
atención primaria con trastornos inflamatorios tienen tasas elevadas
de depresión e incidencia de ansiedad, particularmente aquellos
pacientes con trastornos inflamatorios de inicio precoz. Este
hallazgo puede reflejar el impacto de la enfermedad subyacente en la
calidad de vida de los pacientes, aunque los mecanismos precisos
requieren más investigación.
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