Epstein-S Sher, Jaffe DH, Lahad A
Spine [2016]
Antecedentes
El LBP es un proceso común gestionado principalmente
por los médicos de cabecera. Poco se sabe, sin embargo, sobre el
conocimiento médico de la LBP, sus actitudes y creencias (A & B)
y cómo estos 3 factores (conocimientos, A & B) influyen en su
comportamiento en la práctica.
La A & B de los médicos de cabecera se ha demostrado que influye en el curso de la LBP de sus pacientes y se
han desarrollado directrices en un intento de mejorar la eficacia y
la calidad de la atención de la LBP. La investigación en todo el mundo (y en Israel) ha
demostrado que la implantación de las guías para LBP no es todavía
óptima.
Objetivo
Examinar el conocimiento sobre las guías clínicas
para dolor lumbar (LBP), la disposición a poner en práctica estas
directrices y las actitudes y creencias sobre dolor lumbar entre los
médicos de cabecera israelíes, así como determinar si la edad del
médico, la familiaridad con la directriz y la especialidad del
médico afectan a estas variables.
Métodos
Estudio transversal de 145 médicos de atención
primaria (MAP). Los participantes completan un cuestionario. Las
variables se midieron utilizando una versión traducida y validada de
la Health Care Providers' Pain and Impairment Relationship Scale
(HC-PAIRS). Las características demográficas y profesionales se
analizaron para la correlación con las variables de resultado
Resultados
La probabilidad de que los médicos de cabecera
tengan actitudes y creencias (A y B) no coherentes con las
directrices fue mayor entre los médicos mayores de 50 años (p
<.05). Los especialistas en medicina de familia (MF) eran más
propensos a tener un alto nivel de conocimiento de las directrices en
comparación con los no especialistas en medicina de familia (MG)
(83,8 frente a 61,9, respectivamente; p <.001). También se
observaron diferencias entre los MF y MG para la media de resultados
HC-PAIRS (34,6 frente a 41,1, respectivamente, p = 0.00), lo que
indica una mayor consistencia de las actitudes y creencias (A &
B) con las directrices entre los MF. No se encontró asociación significativa entre el
nivel de conocimientos de los médicos de cabecera y su disposición
para poner en práctica (RTI) las guías clínicas actualizadas.
Conclusiones
El estudio mostró que los médicos de cabecera,
especialmente los MF, tenían altos niveles de conocimiento de las
directrices de tratamiento del dolor lumbar, aunque la RTI era
limitada. La necesidad de una mayor exposición y entendimiento de la
importancia de la aplicación de las directrices de LBP es esencial
para futuras adherencias a las directrices.
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