La fibromialgia (FM) es un síndrome de carácter crónico caracterizado por la presencia de dolor músculo-esquelético generalizado, asociado con un trastorno de calidad del sueño, cefalea, astenia y bajo estado de ánimo, entre otros síntomas. El comité de la ACR creado en 1990 para su estudio y homogeneización, publicó una serie de criterios para su diagnóstico, que incluyen:
• Dolor generalizado de al menos 3 meses de duración
• Al menos 11 de 18 puntos dolorosos típicos, localizados en áreas anatómicas específicas. Los puntos deben ser dolorosos (y no meramente molestos) al presionar con una fuerza de 4 Kg./cm2. (En la práctica diaria, esta fuerza se alcanza cuando las puntas de los dedos se vuelven blancas)
Mediante la aplicación de estos 2 criterios, el diagnóstico se realiza con una sensibilidad > 88% y una especificidad > 81%
La FM puede coexistir con otra/s patología/s, por lo que un diagnóstico de FM no es en absoluto excluyente.
Los pacientes afectos de FM presentan un grado de discapacidad comparable, por ejemplo, con los afectos de Artritis Reumatoide y desde el punto de vista de la calidad de vida, está muy afectada, incluso si se compara con pacientes portadores de colostomía o de enfermedad pulmonar obstructiva crónica, por ejemplo.
Por otra parte, la FM es una patología relativamente común en la población general, con una prevalencia en el entorno del 2%.
Podemos distinguir desde el punto de vista clínico, 3 tipos de FM:
• Primaria: entendida como aquélla que se manifiesta en ausencia de eventos iniciadores o precipitantes.
• Secundaria: cuando se pone en marcha a partir de una enfermedad, entre las que se cita a otras enfermedades reumáticas y algunas infecciosas, como la hepatitis o el VIH.
• Post-traumática: se origina tras un evento traumático, sea físico (accidente de tráfico, caída, etc.) o psíquico (fallecimiento de un familiar, divorcio, etc.)
Característicamente, la FM post-traumática suele ser más seria y discapacitante. Dado que el diagnóstico de FM requiere al menos 3 meses de evolución de los síntomas, el punto de inicio es siempre posterior al trauma causal, incluso bastantes meses después.
El mecanismo en virtud del cual el dolor evoluciona a partir de una lesión muscular ha sido teorizado desde finales de los años 1990. La dispersión del dolor se basa en cambios que se producen en el SNC conocidos como “neuroplasticidad” y en palabras del principal de sus teóricos, Bennet, “.....la FM suele empezar como un dolor miofascial localizado y, a lo largo de un período de 6 a 18 meses, se va trasladando a otras áreas hasta que el paciente tiene dolor en todo el cuerpo. ......El caso es aún peor si el paciente era previamente completamente funcional, tenía una historia laboral normal y su vida se ha visto irrevocablemente alterada por el desarrollo de la FM”
En la actualidad está plenamente aceptado que el origen de la FM puede estar en un traumatismo, especialmente a partir del año 2001 en el que se elabora el Documento de Consenso publicado en el J Musculoskel Pain 2003;11:3-107.
El dato de la causa de la FM no es sólo académico, sino que tiene consecuencias prácticas evidentes, especialmente en el ámbito judicial, de manera que no es infrecuente que los profesionales sanitarios sean citados en los tribunales como peritos, con objeto, esencialmente, de hacer saber al tribunal con un grado razonable de probabilidad o certeza médica lo siguiente:
• ¿Qué tiene el paciente?
• Si el padecimiento, en general, puede haber sido causado o precipitado por el traumatismo
• Si de hecho, en este paciente concreto, fue causado o precipitado por el hecho en cuestión (es decir, si el suceso no hubiera ocurrido, ¿habría tenido el paciente el mismo problema?)
• Si se trata de un proceso temporal o permanente
• El costo del futuro cuidado de las lesiones producidas por el traumatismo
En lo que se refiere a la causalidad, según lo publicado por Yunus en el J Clin Rheumatol 1997;3:324-327, existe el 51% de posibilidades de que un traumatismo sea el agente causal de una FM.
Para el resto de cuestiones, la educación, entrenamiento y experiencia del médico, así como su conocimiento del paciente específico son la base de su opinión.
Dado que, independientemente de su causa, en el momento actual no existe cura para la FM y que el tratamiento puede ser muy complicado y largo, está claro que los pacientes van a seguir necesitando tratamiento en un futuro. A menudo, los aseguradores (tráfico, laborales, etc.) presentan resistencia a compensar de forma adecuada a los pacientes, lo que hace que se plantee como necesario el litigio
Por estos motivos, se necesitan profesionales sanitarios con formación ética y profesional, especialmente si están tratando a estos pacientes, para hacer entender a los tribunales tanto las relaciones entre los traumatismos y el desarrollo de la FM como el tratamiento que van a requerir dichos pacientes como resultado de las lesiones producidas.
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